miércoles, 27 de mayo de 2009

Escolarización y ciudadanía

El texto que reproducimos a continuación, ha sido publicado en el blog 14 de abril. Esperamos sea de vuestro interés.

Aquí, con cierta frecuencia, se zarandea a los cargos públicos. Reconociendo que nuestros representantes políticos no son precisamente dechados a imitar, en esta bitácora nos gusta poner el acento, de vez en cuando, sobre nuestra inacción como ciudadanos. Si tan indignos nos parecen ¿por qué les votamos?, ¿por qué no los cambiamos por otros? ¡Ah!, ¿qué todos son iguales? Esa, aparte de una pobre excusa para no exigirles nada, es una memez y un cheque en blanco expedido precisamente en favor de quienes representan mejor todo lo que rechazamos. Por ello, y no en pocas ocasiones, hemos dejado constancia que nuestros políticos son lo que somos, que nos representan mejor de lo que imaginamos; que son como políticos lo que nosotros como ciudadanos.
Publica Diario de Cádiz sobre el
fraude en la escolarización en los colegios concertados y que las agencias de detectives hacen, en mayo, su agosto. Resulta que en la ciudad de Cádiz, en algunas localidades de la provincia y supongo que otros territorios de nuestra geografía, se produce una alta demanda de solicitudes de plazas para los centros concertados. De la información se deduce que se establece una especie de olimpiada del juego sucio en la que destaca la disciplina del aquí te pillo aquí te engaño o esa otra, tan española, de la zancadilla olímpica.
Con el consentimiento, permisividad o dejación del ayuntamiento se falsean los certificados de empadronamiento; con la complicidad de galenos se presentan informes médicos que certifican enfermedades que nos hacen recordar a
Molière; con la catadura moral de algunas madres y padres se conciertan separaciones ficticias. Todas estas argucias tienen como objetivo conseguir el centro deseado.
No siendo mejor la enseñanza concertada que la pública, ni teniendo mejores instalaciones y siendo el proceso de selección del profesorado en la pública más racional que el capricho del propietario o de la congregación religiosa de turno (aquí casi todos los concertados están en manos de religiosos), la pregunta que hay que hacerse es por los motivos para emprender esta triste competición entre los padres. Tengo la sensación de que se huye de la pública por un clasismo vano, por un supuesto estatus social tan falso como absurdo, por hacer una especie de selección de los compañeros de sus hijos.
Luego exigimos a los profesores lo imposible.Ya me dirán que perspectiva tiene el profesorado con alumnos cuyos padres son capaces de simular separaciones, falsificar documentación y recurrir a estas argucias propias de rufianes. Que este es un país de pícaros se observa en todos lo niveles sociales y profesionales. Podemos poner el énfasis sobre la clase política pero no estaría mal observarnos a nosotros mismos. Por cierto, ¿quién dijo que no era necesaria la educación para la ciudadanía?

http://14deabril.wordpress.com/2009/05/26/escolarizacion-y-ciudadania/

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con el artículo; hablo desde el punto de vista de una docente de un centro público de Murcia, en el cual estamos sufriendo las consecuencias de esos fraudes, hasta el punto de ver un incierto futuro para nuestro Centro. Supongo que producido por una sociedad que se deja llevar por lo superficial, creyendo que los centros concertados o privados van a salvaguardar a sus hijos, proporcionarles un mayor estatus y una mejor educación, bajo mi punto de vista, nada que ver con la realidad.
Un saludo

AMPA dijo...

Muchas gracias, amiga María Ángeles, tu aportación como docente es muy importante.Saludos.